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viernes, 20 de enero de 2012

EL SECRETO DE LOS GRANDES MAESTROS




Texto Original Publicado en:



El secreto de los grandes maestros 

Hace ya relativamente cierto tiempo de esto, me llegó un correo electrónico que decía lo siguiente:
Sgeún un eiudsto de una uinsrvdiead iglensa, no iomtpra el odern en el que las lerats eátsn ectasirs, la úcina csoa inrmptoate es que la prirmea y úlimta lreta eétsn esracits en la poóicisn ccrertoa. El resto peduen eastr ttmeatolne mal y aún párdos lelreo sin poamblers. Etso es pruoqe no leeoms cdaa ltrea por sí mmsia, snio la pbarlaa cmoo un tdoo. Peonmrestalne me pacere ilnírebce.

Aunque probablemente la mayoría de los lectores puedan entender el párrafo en cuestión, he aquí la "traducción" al español perfectamente correcto:  
Según un estudio de una universidad inglesa, no importa el orden en el que las letras están escritas, la única cosa importante es que la primera y última letra estén escritas en la posición correcta. El resto pueden estar totalmente mal y aún podrás leerlo sin problemas. Esto es porque no leemos cada letra por sí misma, sino la palabra como un todo. Personalmente me parece increíble.

Aparentemente esto ocurre no sólo en español sino en la mayoría de los idiomas. (Por cierto, he desarrollado un programita para generar este tipo de textos, sólo por diversión. Quien lo quiera, mándeme un mensaje de correo electrónico a
morsa@la-morsa.com y a vuelta de correo le llegará el programa, escrito en Delphi 7, incluyendo el código fuente.
Así, si creíamos que leemos letra por letra un texto, pues nos hemos equivocado. Aparentemente nuestros cerebros han asimilado una serie de patrones, los cuales no son otras cosas que las palabras, las cuales se codifican y se guardan de manera misteriosa, pero sin duda, de forma muy eficiente, de manera que al ver una palabra, en lugar de leerla y armarla letra por letra, lo que estamos haciendo es simplemente buscar en nuestro acervo de palabras para ver si está y la reconocemos.

De ser cierta esta idea, lo cual parece serlo, encontraríamos una explicación a ese misterioso fenómeno de los errores en un texto que escribimos, y que solamente encontramos después de haberlo impreso. Es decir, no importa las veces que lo revisemos en la pantalla de la computadora. Es regla general que cuando se imprima el documento encontremos errores que nunca vimos.
Lo simpático del asunto es que tiene la clave para jugar mejor al ajedrez y que en cierta medida revela lo que los grandes maestros hacen al jugar. La curiosa frase recibida en mi buzón da un dato fundamental: el cerebro es una máquina de procesamiento de patrones. Así entonces, en muchos sentidos, los jugadores fuertes saben qué jugada hacer prácticamente desde el momento que ven una posición. Cuando se les pregunta cómo es que encontraron prácticamente a vuelo de pájaro la mejor jugada, responden con un mohín moviendo la nariz en señal de es una especie de olfato.
Pero bajo el esquema de lo que estamos considerando, es mucho más probable que este "olfato" no sea más que una colección de patrones ajedrecísticos, de posiciones típicas, y no sólo de estructuras de mate, sino de otros géneros de posiciones, incluso en las aperturas. Por eso, me parece, es importantísimo estudiar ajedrez. De esta manera el cerebro va adquiriendo estos patrones arquetípicos que muestran cómo se deben manejar cierto tipo de posiciones. Quienes no estudian y creen que pueden resolver todo en la partida viva, pues se equivocan, si no totalmente al menos en parte. Es cierto que sí, un jugador talentoso encontrará quizás las jugadas correctas analizando meticulosamente la posición. Sin embargo, podría ahorrarse un valiosísimo tiempo de reflexión si conociera de antemano ciertos patrones, producto probable de estudiar sistemáticamente nuestro juego.
Desde luego que no todo son patrones. Sin duda el jugador fuerte, el gran maestro, tiene una certeza sobre la manera de evaluar correctamente una posición. Eso se adquiere a través de varias actividades: (i) ver muchas posiciones parecidas, analizando lo que otros han jugado en esa posición (por eso las bases de partidas son fundamentales para todo aquel que quiera mejorar su juego); (ii) conocer los elementos básicos, como por ejemplo, los finales más comunes, desde los de peones hasta los de torres; (iii) conocimiento de las partidas modelo más importantes de la historia del ajedrez, aquí hay cientos de encuentros memorables, que todo jugador debe entender para tener una visión histórica y práctica de cómo se atacan cierto tipo particular de posiciones y, desde luego, (iv) un trabajo constante en el desarrollo de la habilidad táctica, la cual se traduce en precisamente en analizar patrones de combinaciones típicas, que nos darán una ventaja enorme sobre aquel que no haya hecho este trabajo
Si usted hace eso (lo cual requiere tiempo, dedicación, disciplina y trabajo constante), entonces no habrá quien lo detenga en el camino a la maestría ajedrecística.
Lamorsa.blogspot.com

miércoles, 11 de enero de 2012

TEORIA: Cómo Ampliar el repertorio de Aperturas (Mark Dvoretsky)

Cómo Ampliar el repertorio de Aperturas

Mark Dvoretsky

Raras veces el ajedrecista se rasca la nuca y luego decide: "¿No tendría que estudiar, digamos, la Defensa de Nimzovich?". Coge la Enciclopedia y se pone a estudiar. Ocurre, pero no a menudo. Por lo general, la incorporación de un nuevo esquema o variante al repertorio viene precedida por un impulso. Para muchos ajedrecistas jóvenes lo fundamental es la ayuda del entrenador. El les dice: "Tengo buenos análisis de tal y cual sistema de apertura; se lo demostraré y ustedes tienen que experimentarlo". Muchas veces esto resulta útil. Pero no se acostumbre usted a esta forma de trabajo. Tarde o temprano, el bagaje de ideas de su entrenador se agotará y usted mismo llegará a un nivel en el que ya ningún entrenador podrá ayudarle. Entonces tendrá que pensar usted mismo. Mientras tanto, la ayuda del entrenador será su varita mágica.

Después de que Valen Chejov ganara el torneo eliminatorio para el Campeonato del Mundo de cadetes en 1975, quedó claro que las aperturas que jugaba no servían para el Campeonato del Mundo. No tenía aperturas activas para las negras e incluso con las blancas hacía toda clase de tonterías, aunque antes de entrenar conmigo había estudiado en el Palacio de Pioneros con un entrenador especializado en aperturas.

Al conocer sus puntos débiles y los problemas que había que resolver, invité a una reunión de entrenamiento al gran maestro E. Sveshnikov. El conjunto de aperturas que él pudo demostrar es conocido, ya que los ha jugado toda la vida. Para las negras, la variante de Cheliabinsk, para las blancas, la Defensa Siciliana con 2. c3. Eso fue precisamente lo que necesitábamos: estudiar el sistema de las blancas en la Defensa Siciliana y un sistema activo de las negras contra 1. e4. En aquel entonces la teoría de la variante de Cheliabinsk no estaba muy difundida: sólo la aplicaban Sveshnikov y G. Timoshenko. Sveshnikov nos ayudó a aprender estas dos aperturas y Chejov las aplicó con éxito en el Campeonato del Mundo. Ya las tenía en su repertorio de aperturas. Además, yo amplié mi repertorio sirviéndome de los apuntes que hice en esta reunión. Luego enseñé la variante de Cheliabinsk a Artur Yusupov y a Serguei Dolmatov y durante algún tiempo ellos también la jugaron. Es decir, varias horas de entrenamiento con Sveshnikov contribuyeron a formar en poco tiempo el repertorio de aperturas de todo un grupo de ajedrecistas.

Otro ejemplo: la preparación de Dolmatov para el Campeonato del Mundo de cadetes en 1978. En aquella ocasión también surgió una situación semejante: Serguei no tenía una apertura seria para las blancas en la Defensa Siciliana. Yo mismo no pude ayudarle, porque no conocía nada que valiese la pena, siempre que se me presentaba una oportunidad jugaba Ab5. Nosotros invitamos a una reunión de entrenamiento en vísperas del Campeonato del Mundo al gran maestro V. Tukmakov, entendido en la Defensa Siciliana para las negras. Para un experto como él no es una tarea tan difícil demostrar las ideas principales del juego de las blancas. Las consultas de Tukmakov resultaron muy útiles para Dolmatov. Ya en el Campeonato del Mundo él jugó la Defensa Siciliana normal, luchó firmemente contra la variante de Scheveningen y, a partir de entonces, toda la vida ha aplicado con éxito las principales variantes de la Defensa Siciliana.

La información a menudo está en el aire, nos cae entre manos por casualidad. Así yo, siendo estudiante en la universidad, fui al Instituto de Cultura Física a una clase del gran maestro Y. Razuvaev sobre la variante de cambio de la Partida Española. El mostró partidas disputadas recientemente por R. Fisher explicando las ideas principales.



A mí me gustó tanto esta clase de media hora que yo mismo, después de estudiar un poco más a solas la variante de cambio, gané varias buenas partidas.

Así pues, la sugerencia del entrenador, del experto, puede valer mucho, servir de estímulo para incorporar más aperturas a nuestro repertorio. Y es explicable: cuando usted empieza a estudiar una apertura, dispone de una enorme pila de material, un gran número de partidas y varias páginas de texto en la Enciclopedia de aperturas. Usted no sabe qué es necesario precisamente, cuáles son los sistemas principales y cuáles los secundarios. Ve las variantes pero no sabe'qué hay detrás de ellas. Y si el entrenador le explicase las ideas principales y le ayudase a seleccionarlas, por supuesto, eso ya le puede servir de gran apoyo.

En general, usted puede esperar ayuda no sólo del entrenador. Es muy eficaz el trabajo en pareja, con alguno de sus compañeros. Cada uno tiene ideas propias, análisis de aperturas y es útil hacer un intercambio, estudiarlas conjuntamente. En semejantes casos siempre los perjuicios son menores que el provecho. Naturalmente, usted ya no podrá jugar la variante de apertura contra el compañero con el que la ha analizado; si él consigue jugar primero la novedad, usted ya no podrá contar en el futuro con el efecto de la sorpresa: éstos son los inconvenientes. Pero a pesar de ello, en primer lugar, usted recibe información de la que antes no disponía; en segundo lugar, sus variantes de apertura serán mejor retocadas. Al fin y al cabo, usted no rivalizará con sus compañeros, sino con el resto del mundo ajedrecístico. Usted resulta desarmado contra su compañero, pero a cambio de ello está mejor armado contra todos los demás ajedrecistas, lo cual es más importante. El ejemplo del trabajo de muchos años de Yusupov y Dolmatov es muy significativo en este sentido. Ellos elaboraron muchas variantes como resultado de sus análisis conjuntos. Yusupov aprendió algunas ideas de Dolmatov y viceversa; en resumen, los repertorios de aperturas de ambos mejoraron.

Así que la segunda fuente que permite ampliar el repertorio de aperturas es el intercambio de información con los compañeros.

La tercera fuente es el análisis de partidas. Precisamente de esta manera los ajedrecistas más fuertes dan con las ideas más importantes para ellos. En el curso anterior de nuestra escuela Yusupov, al mostrar una partida suya con A. Karpov, contó cómo había aparecido en su repertorio la variante abierta de la Partida Española. Lo recordaré: al analizar la partida Karpov-Savon (1971), encontró una forma de reforzar a las negras. La novedad le impulsó a estudiar la variante abierta en su totalidad.

Otro método de perfeccionamiento es elegir a un gran ajedrecista que le guste por sus ideas y por su estilo de juego. Usted podrá imitar su repertorio de aperturas, estudiar los sistemas que aplica en el juego su ídolo